lunes, 16 de marzo de 2015

El carácter cientÍfico de la enseñanza y el aprendizaje mejorando el trabajo en el aula

El carácter científico de la enseñanza y el aprendizaje
Mejorando el trabajo en el aula.


Para integrar los tres niveles: inicial, primaria y superior, me motiva el siguiente artículo como propuesta. El problema fundamental de la educación es el conocimiento. Educación y conocimiento son un proceso único y unitario. Se conoce y se educa, se educa y se conoce; pero, para que haya efectividad educacional, el que aprende debe saber utilizar sus conocimientos y llevarlos a la práctica, es decir aplicarlos. No basta saber lo que es bueno, sino y ante todo, nos debemos volver buenos. Paradójicamente somos científicos en nuestros razonamientos, pero medievales, feudales, escolásticos y clericales en la práctica. Buscar la coherencia entre nuestra teoría y nuestra práctica, debe ser la tarea prioritaria de las instituciones educativas y sobre todo en las universidades que cada vez investigan menos. Hasta estos momentos sólo es teoría, le falta la práctica. Y, si esto es así, sólo enseñamos juegos artificiales que brillan en el aire con multitud de colores y al llegar a tierra se diluyen. Lo teórico y lo práctico deben estar sólidamente unidos. Si es sólo práctico, no tenemos norte ni un camino trazado, entonces caminamos a ciegas. La valiosa unidad de teoría y práctica es la verdad y la realidad del proceso de enseñanza y aprendizaje; es la educación desenvolviendo la verdad y la realidad.

Mostrar los mejores ejemplos, ideas y hechos. El éxito en la enseñanza, en gran medida depende de la forma en que el profesor ha organizado la actividad cognoscitiva de los estudiantes, para la apropiación de los conocimientos científicos. Ante todo, es importante que el profesor selecciones los mejores y más representativos ejemplos, hechos y fenómenos de la realidad que permitan hacer las generalizaciones que subyacen en el concepto. El principio del carácter científico, en síntesis, exige del profesor organizar en tránsito del fenómeno a la esencia, de la observación de los elementos externos a la asimilación de lo interno.



La educación tiene dos componentes esenciales, la enseñanza y el aprendizaje. Hasta el momento las instituciones educativas han enfatizado los aspectos ligados a la enseñanza en desmedro de aquellos ligados al aprendizaje. Este desequilibrio proviene, tal vez, de las dificultades propias de la incorporación de las nuevas ciencias del aprendizaje en el terreno educativo. Nos ocupamos más de los métodos de enseñanza que del proceso mismo del aprendizaje. Estos métodos pueden variar según las culturas y las sociedades pero la capacidad de aprender es universal y se extiende a toda la especie humana. El ejemplo más evidente es el aprendizaje de las lenguas: hay muchas lenguas y todos los niños son capaces de aprender cualquier lengua. La psicolingüística es la ciencia que se ocupa, entre otras cosas, de la adquisición del lenguaje, pero ninguna madre necesita ser especialista para enseñar a hablar a su hijo. Las cosas se complican cuando queremos enseñar física o metafísica, en estos casos necesitamos a los expertos, a los docentes. Pero creemos que las acciones de enseñar no pueden alcanzar la universalidad y la objetividad de las ciencias. No forman parte de la ciencia sino del arte.
La educación se podría concebir, en este sentido, como la combinación del arte de enseñar con la ciencia de aprender. Los esfuerzos de las instituciones se han concentrado principalmente en la enseñanza y se ha descuidado la investigación básica de los procesos del aprendizaje humano. Lo que nos falta es una ciencia de aprender, lo que debemos corregir es el arte de enseñar. Cuando decimos que los docentes del futuro deberán estar formados en la ciencia de aprender afirmamos también que lo deberán estar en el arte de enseñar. Y de enseñar con las nuevas tecnologías, lo que no es fácil.


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