El carácter
científico de la enseñanza y el aprendizaje
Mejorando el
trabajo en el aula.
Para
integrar los tres niveles: inicial, primaria y superior, me motiva el siguiente
artículo como propuesta. El problema
fundamental de la educación es el conocimiento. Educación y conocimiento
son un proceso único y unitario. Se conoce y se educa, se educa y se conoce;
pero, para que haya efectividad educacional, el que aprende debe saber utilizar
sus conocimientos y llevarlos a la práctica, es decir aplicarlos. No basta
saber lo que es bueno, sino y ante todo, nos debemos volver buenos. Paradójicamente somos científicos en nuestros
razonamientos, pero medievales, feudales, escolásticos y clericales en la
práctica. Buscar la coherencia entre nuestra teoría y nuestra práctica,
debe ser la tarea prioritaria de las instituciones educativas y sobre todo en
las universidades que cada vez investigan menos. Hasta estos momentos sólo es
teoría, le falta la práctica. Y, si esto es así, sólo enseñamos juegos
artificiales que brillan en el aire con multitud de colores y al llegar a
tierra se diluyen. Lo teórico y lo práctico deben estar sólidamente unidos. Si
es sólo práctico, no tenemos norte ni un camino trazado, entonces caminamos a
ciegas. La valiosa unidad de teoría y práctica es la verdad y la realidad del
proceso de enseñanza y aprendizaje; es la educación desenvolviendo la verdad y
la realidad.
Mostrar
los mejores ejemplos, ideas y hechos. El éxito en la enseñanza, en gran medida
depende de la forma en que el profesor ha organizado la actividad cognoscitiva
de los estudiantes, para la apropiación de los conocimientos científicos. Ante
todo, es importante que el profesor selecciones los mejores y más
representativos ejemplos, hechos y fenómenos de la realidad que permitan hacer
las generalizaciones que subyacen en el concepto. El principio del carácter
científico, en síntesis, exige del profesor organizar en tránsito del fenómeno
a la esencia, de la observación de los elementos externos a la asimilación de
lo interno.
La educación tiene dos componentes
esenciales, la enseñanza y el aprendizaje. Hasta el momento las instituciones
educativas han enfatizado los aspectos ligados a la enseñanza en desmedro de
aquellos ligados al aprendizaje. Este desequilibrio proviene, tal vez, de las
dificultades propias de la incorporación de las nuevas ciencias del aprendizaje
en el terreno educativo. Nos ocupamos más de los métodos de enseñanza que del
proceso mismo del aprendizaje. Estos métodos pueden variar según las culturas y
las sociedades pero la capacidad de aprender es universal y se extiende a toda
la especie humana. El ejemplo más evidente es el aprendizaje de las lenguas:
hay muchas lenguas y todos los niños son capaces de aprender cualquier lengua.
La psicolingüística es la ciencia que se ocupa, entre otras cosas, de la
adquisición del lenguaje, pero ninguna madre necesita ser especialista para
enseñar a hablar a su hijo. Las cosas se complican cuando queremos enseñar
física o metafísica, en estos casos necesitamos a los expertos, a los docentes.
Pero creemos que las acciones de enseñar no pueden alcanzar la universalidad y
la objetividad de las ciencias. No forman parte de la ciencia sino del arte.
La educación
se podría concebir, en este sentido, como la combinación del arte de enseñar
con la ciencia de aprender. Los esfuerzos de las instituciones se han concentrado
principalmente en la enseñanza y se ha descuidado la investigación básica de los procesos del aprendizaje humano.
Lo que nos falta es una ciencia de aprender, lo que debemos corregir es el arte
de enseñar. Cuando decimos que los docentes del futuro deberán estar formados
en la ciencia de aprender afirmamos también que lo deberán estar en el arte de
enseñar. Y de enseñar con las nuevas tecnologías, lo que no es fácil.